La bendición de Dios dada de acuerdo al amor y la justicia
En Deuteronomio 28 se presenta los métodos infalibles para recibir las bendiciones de Dios y la clase de bendiciones que se nos da mientras preparamos nuestros vasos para ello.
Examinemos tres claves para recibir las bendiciones de Dios, las Palabras y mandamientos de la Biblia, la obediencia y la fe, y para comprobar si nuestro vaso está bien preparado para recibir bendiciones.
La primera clave Las Palabras y los mandamientos
“Y sucederá que si obedeces diligentemente al Señor tu Dios, cuidando de cumplir todos sus mandamientos que yo te mando hoy, el Señor tu Dios te pondrá en alto sobre todas las naciones de la Tierra” (Deuteronomio 28:1).
En este caso, ‘todos sus mandamientos’ se refieren a las Palabras en la Biblia. La Biblia no fue escrita por la voluntad de las personas, sino que las personas fueron inspiradas por el Espíritu y escribieron la voluntad de Dios (2 Timoteo 3:16).
En la Biblia, la frase: “...declara el Señor” se repite en muchas ocasiones. Esto nos dice que la Biblia es ciertamente la Palabra de Dios y que esta contiene Su voluntad. Por lo tanto, Dios nos está diciendo que debemos escuchar todas las Palabras.
Ahora, ¿qué significa ‘escuchar’? No solo se refiere a escuchar con los oídos, sino que debemos escuchar con mucho cuidado y actuar en base a ella.
Así como se dice que la fe es por el oír, primero tenemos que escuchar la Palabra de Dios, leerla y meditar en la Palabra con diligencia. Más importante aún es que debemos ponerla en práctica inmediatamente por tenerla presente mientras la aprendemos.
Luego, los mandamientos son lo que Dios mismo nos pide que hagamos. Los Diez Mandamientos son el mejor ejemplo.
Podemos sentir la fuerza de la misma palabra ‘mandamiento’. Por lo tanto, no es algo sobre lo cual tenemos una opción. Es algo que simplemente debemos hacer; además son los mandamientos de Dios, por ello debemos guardarlos.
La mayoría de los mandamientos de Dios están directamente relacionados con la vida, la muerte, las bendiciones y las maldiciones. Si nos disponemos a guardarlos, en realidad no son difíciles de guardar. Si sentimos el amor de Dios que está contenido en los mandamientos, sentiremos gozo de poder guardarlos (1 Juan 5:3).
Dios nos ha dado los mandamientos para nuestro propio bien (Deuteronomio 10:13). Por lo tanto, si entendemos el corazón de Dios y de manera voluntaria obedecemos Sus mandamientos con gozo, entonces nuestro vaso estará listo para las bendiciones y podremos disfrutar de ellas.
La segunda clave Obediencia verdadera
“Y vendrán sobre ti todas estas bendiciones, y te alcanzarán, si oyeres la voz de Jehová tu Dios” (Deuteronomio 28:2).
El verdadero y estricto significado de la obediencia es hacer y cumplir cosas que realmente no se puede hacer considerando la situación con los ojos de la fe.
En otras palabras, es no hacer algo que en realidad sí puede hacer, sino hacer algo con la fe que de otra forma no podría hacerse. Hay cosas que no podemos obedecer si utilizamos pensamientos y teorías humanas, pero podemos obedecer esas cosas con fe; esta es la verdadera obediencia.
Pero de hecho, a pesar de que los hombres piensan que son absolutamente imposibles, a los ojos de Dios, sin duda son cosas que sí se pueden hacer. No es usted sino Dios quien lo hace, por lo tanto, no hay nada imposible si usted obedece con fe (Marcos 9:23). Debemos examinar si hemos desobedecido solo porque las cosas estaban en contra de nuestros pensamientos, beneficios y planes.
En Isaías 1:19 leemos: “Si quisiereis y oyereis, comeréis el bien de la tierra”, si obedecemos con gozo la Palabra entonces podemos disfrutar de bendiciones abundantes en este mundo.
La tercera clave Creer en la Palabra de Dios
“Dios no es hombre, para que mienta, ni hijo de hombre para que se arrepienta. Él dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo ejecutará?” (Números 23:19)
La Palabra de Dios se cumple siempre y sin falla (Isaías 55:10-11). Creer en Dios es creer en Su Palabra por completo. Creer en las palabras de Dios es creer perfectamente que Sus palabras son cumplidas dentro de Sus planes y providencia de acuerdo a Su voluntad.
No podemos interpretar las Palabras de Dios como nos plazca de acuerdo a nuestras normas. Los pensamientos del hombre y los pensamientos de Dios son incomparablemente diferentes (Isaías 55:8-9). Por consiguiente, incluso si la Palabra de Dios es diferente a nuestros pensamientos y aunque las cosas parezcan ir en una dirección opuesta, nuestra fe no debe ser sacudida. Entonces Dios hará que todas las cosas cooperen para bien en el mejor momento.
Sin embargo, en la mayoría de casos, la fe de las personas será sacudida si las cosas no se hacen de acuerdo a sus pensamientos, o en el tiempo que pensaron. Así, su confianza en Dios es sacudida. No obstante, Dios dice que las personas de doble ánimo no deben esperar a recibir una respuesta de Su parte (Santiago 1:6-8).
Dios le prometió a Abraham que le daría el hijo de la promesa, aunque la palabra de Dios no se cumplió de inmediato. Se cumplió luego de que pasó un largo tiempo, en el momento más apropiado a los ojos de Dios. Abraham finalmente tuvo su simiente de la promesa, Isaac, porque creyó en Dios hasta el final.
Aquellos que están manejando un negocio deben tener esto presente. Si ustedes han puesto su negocio en las manos de Dios con fe, no deberían tomar decisiones como mejor les parezca. Tienen que esperar hasta que Dios les dé una respuesta en el momento más adecuado.
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