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Noticias > Enfoque Manmin |
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| Noticias Manmin No. 171 |
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6635 |
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2014-08-31 |
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La justicia y amor de Dios impregnada en el diluvio de Noé
Dr. Jaerock Lee, Pastor Principal de la Iglesia Central Manmin
“Dijo luego Jehová a Noé: Entra tú y toda tu casa en el arca; porque a ti he visto justo delante de mí en esta generación” (Génesis 7:1).
Recientemente, un transbordador coreano llamado ‘Sewol’ naufragó y cientos de personas murieron. Cuando escuché esta noticia, pensé acerca del arca de Noé. El arca de Noé fue segura, aun en medio de las fuertes olas del mar, en medio de las tormentas de viento. Esto se debió a que se construyó de acuerdo a las proporciones que Dios mismo había explicado.
El tamaño del arca de Noé era de aproximadamente 150 metros de largo, 25 metros de ancho y 15 metros de alto. El largo del arca (150 metros) era seis veces su ancho y diez veces su altura. Los modernos ingenieros marinos han descubierto que estas medidas son exactas para las proporciones más seguras de los grandes buques.
‘El arca’, espiritualmente se refiere a la ‘Palabra de Dios’. Podemos permanecer seguros sin importar qué tipo de dificultades podamos enfrentar, si moramos en la Palabra de Dios como Noé y su familia lo hicieron.
1. Entra tú y toda tu casa en el arca...
Ahora, el gran diluvio comenzó en Génesis 7. En Génesis 7:1, Dios le dice a Noé que entre al arca con toda su casa antes de que enviara la lluvia. Y le explicó claramente la razón por la que Él salvaría a Noé y toda su casa.
Es decir, en los días de Noé, él fue el único a quien Dios reconoció como justo delante de Sí. Aquellos que son justos, no ante sus propios ojos sino a los ojos de Dios, pueden recibir grandes bendiciones como Noé. Noé pudo recibir la bendición de que toda su familia fuera salva, y no solo él. Además de ello, Noé fue utilizado por Dios como un instrumento precioso para cumplir con la gran providencia de Dios.
Hay otra bendición que recibió Noé cuando Dios lo reconoció como alguien justo. Cuando el diluvio comenzó, la luz original de la creación que rodeaba la Tierra, fue completamente retirada. No obstante, Noé pudo permanecer con vida en un espacio rodeado por dicha luz. Durante el diluvio, Dios rodeó el arca de Noé con la luz original. Y de esta manera, todas las personas y animales que estaban dentro del arca, pudieron disfrutar de la protección especial de Dios.
En Génesis 7:2-3, Dios le dijo a Noé qué animales debía llevar al arca y cuántos de cada uno. Él le dijo: “De todo animal limpio tomarás siete parejas, macho y su hembra; mas de los animales que no son limpios, una pareja, el macho y su hembra. También de las aves de los cielos, siete parejas, macho y hembra, para conservar viva la especie sobre la faz de la tierra”.
En realidad Dios dijo en Génesis 6:19-20 que de todo lo que vive, de toda carne, dos de cada especie metiera en el arca, para que pudieran preservar la especie. En otras palabras, para poder mantener las especies de animales, Noé debía llevar una pareja de cada especie al arca, macho y hembra. Aquellos animales que Dios escogió para mantener vivos, fueron llevados al arca mediante la voz original por instinto. Sin embargo, en Génesis 7:2-3, Dios le dice a Noé que lleve siete parejas de ciertos animales, macho y hembra, o solo una pareja, un macho y su hembra.
Algo a lo que debemos prestar atención aquí es que Dios le permitió a Noé escoger los animales limpios e inmundos que debía llevar con él. Esto revela la voluntad de Dios el Padre quien iniciaría el Cultivo de la humanidad de nuevo a través de Noé. Además, Dios demuestra que si uno llega a ser un verdadero hijo de Dios como Noé, se puede gobernar sobre todo.
2. ‘Pasados aún siete días’ simboliza el amor de Dios perfeccionando Su justicia
En Génesis 7:4 leemos: “Porque pasados aún siete días, yo haré llover sobre la tierra cuarenta días y cuarenta noches; y raeré de sobre la faz de la tierra a todo ser viviente que hice”. Esto significaba que el juicio del diluvio comenzaría en siete días. A la inversa, es posible que también significara que solo quedaban siete días hasta el momento del juicio.
Antes del juicio del diluvio, Dios el Padre dio muchas oportunidades para arrepentirse. No obstante, las personas no se apartaron de sus pecados y maldad, por ello eventualmente tuvieron que enfrentarse al juicio del diluvio. Empujaron los límites de juicio demasiado lejos para que Dios rescindiera de Su juicio.
Aun así, Dios el Padre no juzgó el mundo de manera inmediata. Nuevamente le dio otros ‘siete día más’. Debido a que el siete es un número que representa la perfección, Él añadió siete días más. En este caso, está contenida la justicia precisa de Dios. ¿Por qué es esta la justicia de Dios?
Estos siete días eran como el último período de suspensión para que alguien, solo si tenía el deseo de cambiar, entrara en el arca de la salvación. Si las personas no aprovechaban esta oportunidad que Dios les estaba dando, nadie podía culpar a Dios.
El período de ‘siete días’ nos muestra el número de condiciones que Dios examinó para no quebrantar la ley de la justicia antes de llevar a cabo el juicio del diluvio. Lo examinó todo de manera muy delicada, y Él estrictamente inspeccionó todas las cosas.
Ahora, en Génesis 7:5, leemos: “E hizo Noé conforme a todo lo que le mandó Jehová”. Esto significa que Noé hizo todo sin cometer ningún error para que nada pase por desapercibido en la preparación para el juicio del diluvio.
Ezequiel 18:23 dice: “¿Quiero yo la muerte del impío? dice Jehová el Señor. ¿No vivirá, si se apartare de sus caminos?” Este es el corazón de Dios. Es por ello que Dios buscó tan solo un alma más para salvar y darle a las personas oportunidades para arrepentirse hasta el último momento a pesar de la acumulación del pecado y la maldad de los individuos, Él no tuvo otra alternativa más que juzgarlos.
Cuando Dios juzgó a Sodoma y Gomorra, Él mismo envió arcángeles para examinar dichas ciudades. E incluso en una situación tan urgente, Él retrasó el juicio para salvar a Lot y a su familia. Lo mismo sucedió cuando estuvo a punto de juzgar a la ciudad de Nínive. Esta ciudad era la capital de Asiria. Asiria era un país hostil para Israel. Debido a que sus malos caminos llegaron delante de Dios, Él tuvo que destruir la ciudad.
No obstante, Dios dio a las personas de Nínive la oportunidad de arrepentirse una vez más. Dios envió al profeta Jonás para que les proclamara a ellos: “De aquí a cuarenta días, Nínive será destruida”. Junto con la proclamación del juicio, Dios les dio un período de plazo de ‘cuarenta días’. Es decir, Dios les dio tiempo para apartarse de sus malos caminos; la última oportunidad de escapar de la destrucción y sobrevivir.
Por esta razón nadie podía decir: “No tuve ninguna oportunidad para cambiar. No tuve tiempo para alejarme de mi pecado y mi maldad”. Nadie podía quejarse en contra de Dios. Afortunadamente, las personas de Nínive se quedaron con la última oportunidad que Dios les había dado. Junto con el rey, toda la nobleza y el pueblo ayunó y se arrepintió. El rey emitió un decreto: ningún rebaño o manada debía comer ni beber. Entonces, Dios cambió de parecer acerca del juicio, y no permitió que viniera sobre ellos la calamidad.
En Su perfecta justicia y amor, Dios juzga y quita el juicio declarado en cierto momento. Los siete días de plazo que Dios dio antes del juicio del diluvio de Noé, fueron Su amor para perfeccionar Su justicia. Provino de la misericordia de Dios quien salvaría a todas las almas si hubieran decidido acercarse al arca de la salvación.
3. Como fue en los días de Noé, así también será en los días del Hijo del Hombre
En este caso, existe un hecho muy importante. Esto es, siete días antes del diluvio Dios hizo que Noé y su familia y todos los animales entraran al arca. Luego cerró la puerta. Durante siete días Noé no podía proclamar al mundo que el juicio del diluvio sucedería en poco tiempo.
¿Por qué Dios no permitió que Noé advirtiera a la gente del mundo sobre el juicio y aún les dio el período de plazo de siete días? ¿Por qué hizo Dios que Noé cerrara la puerta del arca en vez de dejar la puerta abierta hasta el último momento?
El juicio del diluvio de Noé es un modelo a pequeña escala que implica la providencia del cultivo de la humanidad. En Lucas 17:26-27 Jesús dijo: “Como fue en los días de Noé, así también será en los días del Hijo del Hombre. Comían, bebían, se casaban y se daban en casamiento, hasta el día en que entró Noé en el arca, y vino el diluvio y los destruyó a todos”. Después de conocer que habría el juicio del diluvio, Noé advirtió diligentemente a las personas. Sin embargo, ellas no escucharon a Noé; al contrario, se burlaron y lo criticaron.
En los ‘días del Hijo del Hombre’, es decir, cuando el Señor regrese, las mismas cosas sucederán. Por medio de Sus siervos y obreros, Dios diligentemente dice a la gente que el tiempo está cerca. Aquellos que lo escuchan, que aceptan al Señor y se arrepienten de su pecado, pueden recibir la salvación.
Sin embargo, muchas personas se sumergen en el pecado del mundo y ni siquiera intentan escuchar el evangelio; al contrario, muestran enemistad hacia el evangelio. Esto se debe a que la fuerza del anticristo se torna cada vez más fuerte al acercarse el tiempo del fin. Cuando llegue el momento, el Señor regresará en el aire, y los creyentes serán raptados y entrarán a los Siete Años del Banquete de las Bodas. Mientras tanto, la tribulación tendrá lugar en esta Tierra durante siete años. En ese momento, aquellos que permanezcan en la Tierra serán aquellos que no han creído en el Señor en absoluto, o que no poseen fe digna de recibir la salvación.
Incluso entre estas personas, algunos quizás se despierten al ser testigos del rapto. Finalmente se darán cuenta de que la Biblia es verdadera y entenderán que el Cielo y el Infierno en realidad existen. Para que ellos sean salvos y vayan al Cielo deberán mantener su fe en Jesucristo sin importar qué tipo de tortura o amenazas puedan enfrentar. Debido a que el Espíritu Santo será quitado, estas personas tendrán que guardar su fe por sí solos.
Ya que Dios el Padre sabe que algunos recibirán salvación aún por medio de ese camino, Él permitirá el período de los Siete años de la Tribulación. Es para dar la última oportunidad para los que no pueden recibir la salvación bajo la justicia.
Los siete días del período de plazo antes del juicio del diluvio poseen el mismo significado de los ‘Siete Años de la Tribulación’. Siete días antes del juicio del diluvio, Noé y su familia entraron al arca; esto es igual a que los hijos salvos ingresen a los Siete Años del Banquete de las Bodas. Al mismo tiempo, así como habrá la ‘Salvación del espigueo’ durante los siete años de la Tribulación, incluso después de que la puerta del arca fue cerrada hubiera sido abierta si alguien golpeaba antes del diluvio.
No obstante, entre esas innumerables personas, no había ni una sola que se arrepintiera y entrara al arca. Lo mismo sucederá durante los Siete años de la Tribulación. Inicialmente, muchas personas se arrepentirán. Sin embargo, a medida que los creyentes enfrenten persecuciones terribles, la mayoría de ellos renegarán y renunciarán a su compromiso y negarán a Cristo. Será muy extraño encontrar a aquellos que puedan mantener la fe y alcanzar la salvación. El juicio del diluvio de Noé es muy similar a los tiempos finales del cultivo de la humanidad.
Amados hermanos y hermanas en Cristo: Hebreos 11:7 dice: “Por la fe Noé, cuando fue advertido por Dios acerca de cosas que aún no se veían, con temor preparó el arca en que su casa se salvase; y por esa fe condenó al mundo, y fue hecho heredero de la justicia que viene por la fe”. La familia de Noé lo escuchó y permanecieron con él; todo esto fue un acto de fe. Y esta fe eventualmente permitió que Noé y su familia obtuvieran la salvación.
Si alguien que no pertenecía a la familia de Noé hubiera oído y creído en él, y hubiera intentado entrar en el arca, ¿acaso Dios le hubiera detenido y negado la entrada? Nuestro Padre Dios no establece a ciertas personas para que puedan ser salvas. Noé, de manera diligente predicó; sin embargo, las personas amaron al mundo, no quisieron escucharlo e incluso ignoraron sus palabras. Y el resultado de su incredulidad fue el juicio y la destrucción.
Lo mismo se aplica en la actualidad. Muchas personas predican el evangelio, pero pocas lo creen y lo siguen. Algunos incluso van a la iglesia, pero muchos de ellos van tras las cosas del mundo en su corazón. Ellos dicen con sus labios que creen, pero siguen amando las cosas de este mundo y tomando parte activa en el mismo; estas personas no son diferentes a las que no entraron al arca. Aquellos que poseen fe verdadera digna de salvación son los que entran en el arca por completo, lo que significa que entran en la Palabra por completo y muestran las obras de mantenerse alejados y evitando al mundo.
Ruego en el nombre de nuestro Señor que ustedes puedan ingresar a la seguridad del arca de salvación y entrar completamente al eterno reino de los cielos.
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