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2016 Petición de Oración | Dios mide nuestra fe | Conferencia sobre 1 Juan

 
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Domingo por la mañana
Title
   Fruto del poder    
Speaker
   Rev. Jaerock Lee
Pasaje
   Salmos 126: 5,6
Date
   2017-10-01



[Pasaje]

[Salmos 126: 5,6]
«Los que sembraron con lágrimas, con regocijo segarán. Irá andando y llorando el que lleva la preciosa semilla; mas volverá a venir con regocijo, trayendo sus gavillas».



[Introducción]

Amados hermanos en Cristo,

En este año, Dios ha estado mostrándonos resultados claros, de una manera que realmente podemos sentir lo que es el poder de la re-creación.

Especialmente en este último retiro de verano, nos ha mostrado una clara evidencia de Su poder a través de alejar a los demonios y otros tipos de señales y prodigios.

Las obras del poder de Dios, que no pueden ser hechas por el hombre, se revela cada vez con más intensidad.

Hoy, vamos a examinar cómo se han podido manifestar los frutos de poder.

Por medio de este mensaje, yo ruego en el nombre de Nuestro Señor que usted pueda comprobar por sí mismo si se está convirtiendo en un fruto del poder de Dios, y que sea realmente un fruto del pastor en la segunda parte del año.



[Mensaje Principal]

Amados hermanos:

Con el fin de que haya un fruto, debe existir la siembra correspondiente.

El pasaje de hoy en Salmos 126:5-6, dice: «Los que sembraron con lágrimas, con regocijo segarán. Irá andando y llorando el que lleva la preciosa semilla; mas volverá a venir con regocijo, trayendo sus gavillas».

Cuando piensan en la cosecha, a los agricultores no les importa trabajar duro.

Tienen que trabajar en el frío y el calor, el sol abrasador y el viento fuerte. Se enfrentan al agotamiento físico y otros tipos de dificultades. Sin embargo, siembran las semillas y cuidan de los cultivos día y noche.

De la misma manera, tenemos abundancia de frutos de poder en esta iglesia porque existen tales actos de siembra y de esfuerzo.

Estas obras no han sido fáciles. Exigieron un tremendo sacrificio y devoción.

Por supuesto que ustedes han participado juntos, pero más que nadie, yo he dado todo lo que tengo al Padre como la persona que está a cargo de la iglesia. He ofrecido innumerables oraciones y ayunos, he derramado lágrimas de dolor por las almas, y he rendido hasta la última gota de fuerza de vida que tenía.

Ahora bien, ¿cuál es la fuerza impulsora que me permite sembrar para que hoy hemos podido producir esos sorprendentes frutos de poder?

En primer lugar, es el amor.

Es el amor por el Padre, por el Señor y por las almas.

Hermanos: desde que conocí al Señor, me he visto obligado a difundir el evangelio.

Yo no podría expresar con palabras la gracia de Dios que me sanó y la gracia de nuestro Señor quien me salvó.

Logré comprender el amor de Dios que dio a su Hijo unigénito y el amor del Señor, que se sacrificó por nosotros en la cruz.

Llegué a amar a Dios el Padre, y Su pasión por la salvación de las almas hizo una morada en mi corazón.

Yo quería difundir el evangelio a las almas con el corazón ardiente de nuestro Señor, quien dijo: «Tengo sed». Con ello he querido complacer el corazón de Dios el Padre.

Además, mientras más me asemejo al corazón del Padre y del Señor, mayor es mi amor por las almas.

Especialmente desde que recibí el llamado a ser un pastor, he acariciado todas y cada una de las almas.

Este amor mío por el Padre y por las almas me hizo desear el poder de Dios más y más.

Anhelé recibir el poder de Dios y difundir el evangelio a las almas con el corazón del Padre. Este deseo se hizo cada vez más desesperado.

Por esta razón, yo ayuné y oré, y solo obedecí la voluntad de Dios el Padre.

Por lo que recibí el poder de Dios, pero el poder no es algo que se puede recibir de una sola vez.

No hay fin para el poder de Dios, de modo que tuve que penetrar en los niveles superiores, una y otra vez.

Poco a poco alcancé el nivel de poder de la re-creación, y ahora la finalización está cerca.

Este poder que he recibido permite que veamos estos frutos ante nuestros ojos hoy.

En esta generación, la gente no cree, a menos que vea señales y prodigios. Pero a causa de este poder, numerosas almas han escuchado el evangelio de la santidad y están tomando parte en la presentación de la salvación.

Ir a la iglesia y decir que se cree no significa que se puede ser salvo.

Mateo 7:21 dice: «No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos».

Pero hoy, dado que es una generación mala, es difícil encontrar a aquellos que hacen la voluntad del Padre, incluso entre los creyentes.

Así, con el fin de predicar el evangelio a los no creyentes y guiarlos hacia la salvación, no podemos limitarnos a predicar con palabras.

Tenemos que mostrarles evidencia clara del Dios vivo y confirmar que la palabra de Dios es veraz.

Solo podemos hacerlo mediante el poder de Dios.

Nuestra iglesia tiene la manifestación del poder de Dios junto con el evangelio de la santidad, y por esta razón el número de aquellos que están siendo salvados se incrementa enormemente por todo el mundo.

Pero incluso si están presentando la salvación, también pueden arrebatar las mejores moradas en el cielo solo a través del constante crecimiento espiritual.

No deben estar satisfechos con ser salvos solamente, sino que tienen que aferrarse a arrebatar el cielo por la fuerza continuamente, hasta que entren en la Nueva Jerusalén.

Con el fin de llevarlos a la nueva Jerusalén, he intentado incesantemente mostrarles el reino espiritual ante sus ojos.

Cuando el invisible reino espiritual se despliegue ante sus ojos, podrán tener mayor fe y esperanza para correr a la Nueva Jerusalén.

El descubrimiento del reino espiritual también fue posible únicamente por el poder.

Gracias al poder, el cielo y el infierno pueden verse claramente a través de la separación del espíritu.

Gracias al poder, el mundo de los espíritus malignos fue revelado y el poder de las tinieblas se alejó, para que ustedes pudieran estar convencidos del reino espiritual una vez más.

Mi amor por el Padre y por las almas fue la fuerza impulsora para recibir el poder de Dios.

A través de este poder se produjo un fruto increíble: que las almas son salvas y transformadas por la fe y que corren a la Nueva Jerusalén con esperanza.

Sin el poder, este tremendo fruto de la salvación, el fruto del cambio, y el fruto de tantas almas que marchan hacia la Nueva Jerusalén no podría producirse.

La segunda fuerza impulsora del fruto del poder es la confianza en su pastor.

La salvación de las almas, su transformación, y su marcha de fe a la Nueva Jerusalén son frutos que han sido producidos por el poder de Dios.

Y la mayor razón por la que dichos frutos fueron producidos es su confianza en su pastor.

Si ustedes no hubieran confiado en su pastor, ¿habrían obedecido sus palabras?

¿Habrían creído en la autenticidad de las palabras de Dios que predico y que me respaldan?

Ustedes creyeron mis palabras y las obedecieron porque tuvieron confianza en mí.

Y aquellos que han experimentado el poder de Dios.

Fueron sanados y recibieron respuestas y soluciones a los problemas.

Ustedes fueron sanados de enfermedades incurables o terminales, y además han sido sanados de las discapacidades por el poder de Dios.

Recibieron soluciones a problemas que no podían resolverse con el poder o la capacidad humana.

También experimentaron el reino espiritual que nunca antes habían imaginado.

Cuando se han quedado en el espacio del pastor con la confianza en él, han logrado experimentar cosas como las libélulas, los arco iris y las luces de aurora.

Además de esto, la clave para entrar en la Nueva Jerusalén también es la confianza en el pastor.

Es porque, en esta hora final, es a mí a quien Dios el Padre ha dado el deber de llenar la Nueva Jerusalén con las almas.

Es decir, que me ha dado la llave a la Nueva Jerusalén.

Por lo tanto, el camino para entrar en la Nueva Jerusalén se abrirá cuando confíen en su pastor.

Y ¿cuál es la razón principal por la que ustedes pueden confiar en mí?

Hoy en día, son pocos los que lo harían, pero en el pasado, cuando su fe era débil, algunos de ustedes pueden haber pensado que no podían estar de acuerdo con algunas de las cosas que están sucediendo en la iglesia.

Incluso en aquellos tiempos, aún podían confiar en mí y me seguían por las obras del poder que Dios lleva a cabo a través de mí.

La Biblia dice que el poder le corresponde a Dios. Y las obras poderosas nunca han cesado en esta iglesia desde la apertura, así como el poder solo ha aumentado día tras día.

En Juan 14:11, Jesús dijo: «Creedme que yo soy en el Padre, y el Padre en mí; de otra manera, creedme por las mismas obras».

Significa que, incluso si no podían creer en Él con pensamientos humanos y conocimientos, tenían que creer quién era Él al ver lo que estaba haciendo, es decir, Sus obras poderosas.

También he venido continuamente manifestando las obras de poder que solo pueden hacerse a través de Dios.

Si Dios el Padre no me respaldara, y si tuviera algo que no es correcto delante de Él, tales obras poderosas no podrían tener lugar.

Así, dicho de otro modo, la presencia de las obras poderosas significa que Dios el Padre me respalda. El hecho de que el poder de la re-creación se manifiesta significa que he logrado una unidad con Dios el Padre en esa medida.

En Mateo 7:20 leemos: «Así que, por sus frutos los conoceréis».

En 1 Corintios 4:20 encontramos: «Porque el reino de Dios no consiste en palabras, sino en poder». Los frutos del poder de Dios dan testimonio de mí.

Ustedes confiaron en su pastor quien está respaldado por Dios por medio de las obras de poder. Han seguido mis enseñanzas, y ahora hay innumerables frutos, incluidos los frutos del Espíritu Completo, el espíritu y la roca de la fe.

Estos son los frutos del poder de Dios que se han producido porque confían en el pastor.

La tercera fuerza impulsora para los frutos de poder es el deseo de buscar la gloria del Padre.

Hermanos: no podría ser lo que soy hoy si no hubiera tenido un encuentro con Dios el Padre.

Conocí a Dios el Padre cuando estaba en el fondo más miserable de mi vida, y Él me sacó de allí.

Desde entonces, solo tengo un propósito en la vida.

Es vivir para la gloria de Dios Padre.

En 1 Corintios 10:31 leemos: «Entonces, ya sea que comáis, que bebáis, o que hagáis cualquier otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios».

Cada aliento que tomo cada día es para la gloria de Dios Padre.

Solo Dios el Padre conoce los pasos que he atravesado en los últimos siete años para llenar el 99 % de la justicia por ustedes.

Para la gloria de Dios Padre, he vivido situaciones donde incluso la respiración era difícil.

No me pertenezco a mí mismo.

Mi vida, lo que como y mi aliento, todo es para el Padre y para Su gloria.

De hecho, creo que podría haberme ido con el Señor en 1992.

En cuanto a mí, personalmente, creo que estar junto al Señor sería la mayor felicidad.

Sin embargo, renuncié a eso por mi amor por las almas, y en última instancia, es para la gloria de Dios Padre.

He recibido de Dios el Padre un deber muy importante en estos tiempos finales.

No es una opción. Es un deber que tengo que cumplir para concluir el cultivo de la humanidad con la gloria venidera del Padre.

Hasta que venga el Señor nuevamente en la providencia de Dios el Padre, tengo que cumplir el deber que me ha dado.

Tengo que hacerlo independientemente de las dificultades que pueda enfrentar.

La razón de mi vida es solo el cumplimiento de este deber.

Mi corazón está lleno del anhelo de darle la gloria al Padre.

Incluso si tengo que sufrir privaciones y dificultades, yo estaría dispuesto a tomarlas en obediencia si es para la gloria del Padre y para Su reino.

Han sido realmente duros los pasos que tuve que tomar para cumplir la realización del poder de la re-creación.

Fueron tan duros que muchas veces he pensado decirle al Padre: «Tomar de mí esta copa».

Pero cada vez, cambié de opinión.

Aunque esos pensamientos eran solo momentáneos, me sentía remordimiento ante el Padre y recobraba la compostura.

Al verme, el Padre decía: «Lo siento. Lo siento».

Entonces yo tomaba una decisión una vez más.

Quiero llegar al cumplimiento de este deber que me dieron completamente y revelar la gloria del Padre para siempre.

Tengo el firme deseo de tener un gran final del cultivo de la humanidad y llevar muchas almas a la nueva Jerusalén, para que todos juntos podamos disfrutar de la gloria del Padre para siempre.

Por esta razón, estoy sembrando las semillas de mis lágrimas hoy.

Estoy luchando por cumplir con la medida de la justicia con mis lágrimas.

Y es todo para la gloria del Padre.

A través de estos esfuerzos, tantas obras están teniendo lugar en todo el mundo, las que revelan la gloria del Padre.

Además, un gran número de almas se dirigen hacia una posición gloriosa en la Nueva Jerusalén.

Esta iglesia hará brillar nuestra luz hasta que la Tierra sea llena de la gloria de Dios el Padre.

¡Damos todas las gracias y la gloria a Dios!



[Conclusión]

Amados hermanos en Cristo:

Cada uno de ustedes es el fruto del poder.

Ustedes alcanzaron salvación y transformación al ver, escuchar y experimentar el poder y ahora están marchando hacia la Nueva Jerusalén.

Estamos cumpliendo juntos la providencia de Dios el Padre, revelando Su gloria.

Todas estas cosas han sido posibles por el poder de Dios.

Yo no he logrado nada.

Todo fue hecho por Dios el Padre a través de mí.

Me gustaría ver el fruto del poder en ustedes.

Ya hemos visto innumerables frutos, pero hay muchos frutos más sorprendentes que se producirán en breve.

¡Ruego en el nombre de Nuestro Señor que la Iglesia y cada uno de ustedes, que forman parte de Manmin, se conviertan en frutos de poder y revelen la gloria del Padre al máximo!

 
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